El cuerpo de las mujeres está en constante transformación. Desde que nacemos, nos vamos adaptando a los cambios. A veces puede resultar difícil, pero siempre debemos recordar que nuestra alma y nuestro cuerpo están preparados para enfrentarse a los desafíos más retadores que vayan trayendo los años.
Otra cosa muy importante es que no se nos puede olvidar ser agradecidas con el cuerpo que tenemos. Es un regalo y es el que nos acompaña por todo el camino de la vida: el que nos permite ver, sentir, abrazar y escuchar a los que amamos.
Vamos a ver los cambios más grandes que vivimos a medida que los años nos van pasando.
Cambios físicos en la mujer
Durante la infancia, nuestro cuerpo se ve sometido a unos cambios físicos enormes, porque necesita dejar de ser un bebé para convertirse en una mujer. Vamos aumentando peso constantemente y nuestros órganos se terminan de formar en nuestro interior.
Después de la pubertad, los cambios físicos son muy evidentes, porque las hormonas nuevas que empezamos a producir, son las responsables de los caracteres sexuales secundarios, como el crecimiento de los senos, el vello púbico, la menstruación y, en algunos casos, los cambios en la piel del rostro.
En la década de los 20 años es donde más colágeno producimos. Además, nuestras hormonas están en el punto perfecto para ayudar a la fertilidad. Es el momento de la vida en el que los cambios de la adolescencia ya se dejaron atrás y el cuerpo está en perfectas condiciones físicas.
A los 30 y a los 40 se tiene la producción de colágeno y se puede empezar a perder el tono muscular si no se mantiene un estilo de vida saludable. En este momento es cuando pueden empezar a aparecer arrugas y es importante ir regularmente a un médico, porque es ahora cuando algunas enfermedades como: la hipertensión, la diabetes y la osteoporosis; empiezan a hacerse notar.
Cuando llegamos a la década de los 50 es muy probable que los cambios físicos vengan todos por la menopausia, que es la ausencia de menstruación. Una de las repercusiones más evidentes de este proceso natural, es que nuestro cuerpo deja de producir estrógenos, por lo que la piel, el pelo, los músculos y las arrugas se pueden ver muy afectados.
Durante la menopausia puede suceder que haya sequedad vaginal y cambios en el deseo sexual, además de cambios en los ciclos del sueño, acumulación especial de grasa, incontinencia urinaria y pérdida de masa muscular.
Es muy frecuente que las mujeres, con la llegada de la menopausia, empiecen a notar que tienen goteos de orina, pero no quieren dejar de ser personas activas. Para eso, en TENA te presentamos la Ropa Interior Absorbente TENA Pants Clásico que neutralizan el olor y mantienen la piel seca y sana.
Cambios emocionales y de mentalidad
Hay dos momentos claves en la vida de las mujeres que están llenos de cambios emocionales y de mentalidad: la pubertad y la menopausia.
Esto sucede porque muchas de las cosas que sentimos y que nos pasan se las debemos, casi en su mayoría, a las hormonas.
Por eso, entendemos que con la pubertad dejamos de ser niñas para convertirnos en adolescentes y en mujeres. Y con la menopausia dejamos atrás la etapa en la que éramos fértiles y empezamos a disfrutar de la vida de una manera completamente nueva.
Durante la pubertad, las niñas empiezan a producir estradiol (un tipo de estrógenos) y progesterona que, además de llenarlas de cambios físicos, hacen que sientan y piensen diferente.
Por el contrario, en la menopausia, esas dos hormonas se dejan de producir, por lo que los cambios emocionales también pueden ser grandes. Además, no hay que olvidar que no son solo las hormonas las que hacen que cambiemos, sino también el contexto y nuestra experiencia vital, que es todo lo que hemos aprendido a lo largo de los años.
¿Cómo afrontar los cambios en cada etapa de la vida?
Todos los cambios en la mujer son retadores, pero pueden convertirse en una oportunidad para aprender a ser más felices. Aquí te damos unos cuantos consejos que te pueden ayudar a afrontarlos con la mejor actitud:
Elige las batallas: Como dijo un sabio antiguo griego, Heráclito: “Nadie se baña dos veces en el mismo río”. Es importante que sepas que no puedes detener los cambios y de nada vale luchar en su contra.
Imagina la monotonía de una vida sin cambios: Los cambios no son solamente inevitables, sino que también son deseables.
Pregúntate ¿por qué me resisto a este cambio?: Con la respuesta a esta pregunta seguramente vas a entender que el problema no era el cambio en sí, sino un miedo particular que puedes combatir de otras maneras.
Asume las pérdidas y celebra las ganancias: No hay ningún cambio en la vida que no implique una renuncia o una pérdida, pero no nos podemos quedar enfocadas en eso que ya no está más, sino mejor en lo nuevo que llega a nuestras vidas.
¡Los cambios ocurren! Así que es muy importante que los asumas de la mejor manera y aprendas de ellos. Recuerda que en TENA nos preocupamos por tu bienestar y tenemos un producto para cada necesidad. Vive una vida plena con TENA.
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